1 La Naturaleza es un templo donde vivientes pilares Dejan escapar a veces confusas palabras; El hombre por allí pasa a través de bosques de símbolos Que lo observan con miradas familiares. 5 Como largos ecos que de lejos se confunden En una tenebrosa y profunda unidad, Vasta como la noche y como la claridad, Los perfumes, los colores y los sonidos se responden. 9 Hay perfumes frescos como carnes de niños, Dulces como oboes, verdes como praderas, _ Y otros corrompidos, ricos y triunfantes, 12 Que tienen la expansión de las cosas infinitas, Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso, Y que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos. LAS FLORES DEL MAL CHARLES BAUDELAIRE Foto: JOTA