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Mostrando entradas de mayo, 2021

La oración del imperfecto.

Tu que callas al borde de mi oscuridad, agáchate benigno a escucharme. Mira como chorreo vergüenza, asustada de las impurezas que no puedo cubrir bajo tu rostro. Perdóname, ¡ oh Dios !, considerando mis hechuras por el íntimo fragor e injerta   otras pupilas en mi   pecho para que no deje de verte en las concupiscencias. ¡ Quede siempre una rendija por donde se cuele la luz !     Agudiza verticalmente mi entendimiento: pero ábreme en anchura el corazón, inflamándole de piedad. Infúndeme sabiduría, sentido del orden y del equilibrio que exige la prudencia.    Enséñame la palabra viva, el acento absoluto y el ritmo grande sin presunción para el consejo.     Cuide de exigir del otro lo que no rebasa la frontera de mi egoísmo. Dictamine con justicia, use de misericordia: pero sea implacable con los yerros míos.    Intente toda vez y en todo sitio la armonía fraternal.     Arroja de mí impuros resentimientos.    Líbrame del regreso de desazones y desgarraduras y no permitas qu

Lección del ciprés

Amo el ciprés verde oscuro de porte columnar. Honor y nobleza del jardín. Aguja de compacta armazón apuntando el destino del hombre.      Centinela mudo inmóvil y desafiante. Obstinado en lograr la mayor eficacia de su savia, se prende con fiereza al suelo, lo penetra y, apretando sus ramas al tronco, pugna por crecer en altura. Con sed de luz, de lluvia y de besos de las estrellas.     Refugio de pájaros; sabe de la tibieza del nido y de la razón del canto.    Sombrea y abriga, atenuando soles y vientos. ¡ Noble amigo !     Cuando en   las tardes, agobiada y transida, lo contemplo, le digo meditativa: - Hermano árbol, yo – como tú – me adhiero a la tierra (a los seres y las cosas, a lo concreto y transitorio). Y como tú también crezco ahondando en realidades invisibles. Pero, entre tú y yo, reconozco sustanciales diferencias.      Porque soy un ser pensante, que siente lo que es, que ama y piensa, porque no existe solo vegetativamente; tampoco como el insecto, el ave o el ma

Entre lágrimas

      Contra el lacerado corazón me estrello y deshago – como una ola – en el quebranto.     Mamá ha fallecido    No quiero flagelarme resistiendo tercamente a lo inexorable, pero no encuentro consuelo en asumir la realidad.     Guardaré por mucho tiempo la desoladora imagen de su acabamiento. La enfermedad fue marchitando su piel; también su mente. ¿ Porqué su frente quedó vacía después de los espasmos? ¡ Ah, no quiero saber el día!     Los ojos inexpresivos cual dos lámparas apagadas, revelaban una partida irreversible y por el túnel de sus pupilas yo – estremecida – procuraba retenerla.     En medio de la tribulación acepto el dolor como voluntad de Dios   admitiendo que ella partía pero no se iba, porque permanecería por siempre en nuestro corazón. En realidad, la memoria iluminando reminiscencias de los albores de la vida, nos llamará persistentemente a reconocer y valorar cuánto nos dió y enseñó.     La   recuerdo con terneza, cuando en noches estivales, entre fraga

Las campanas

En la cárdena agonía de la tarde, sumergida en la vorágine de múltiples afanes y reclamos de la vida, oigo las campanas de la Iglesia.    Sones de bronce bendito, tañido insistente de vasos sagrados. Música con alas que abanican la hora vespertina bajo el augusto cielo arrebolado, llamando a la reflexión y a la plegaria.    ¡ Qué bien hace oirlas ! Dulce reto : ¡detente !    Las campanas resuenan en mi alma; el corazón se inclina y la mente se abre al asombro del sentido del tiempo, por la condición peregrina del hombre en camino hacia algo inexpresable, oculto y provocativo.     Las campanas borran en la frente el ceño adusto. Despiertan vocaciones escondidas – supravitales antojos- y restablecen el equilibrio, la armonía y la paz interior, que se alza en rezo.

Medias rotas

El señor no mira tanto la magnitud de las obras                        Sino el amor con que se hacen                                           (Santa Teresa de Jesús)      ¡ Cómo    rompen medias las botas !     Tiempo sin nombre empleado en llenar estas bocas ingratas.    Aguja va, aguja viene. Refuerza la orilla jugando en chiquito a ondular. Se levanta, vuela y cae, allende el agujero, otra vez a ondular.     En cada ida y venida queda enredado un dulce recuerdo, un sueño despierto, un pensamiento.     Se termina el hilo y la aguja se empeña en hacer un buen final sin rematar.    Ah, cómo cuesta enhebrar si los ojos miran sin ver, a la deriva, en un remolino de ideas... Ya está; y- sin ruido – se inicia el ir y venir, nuevamente. .   Trabaja la aguja, contoneando y volando. Y los extremos imprecisos de la hebra – comienzo sin nudo y final sin remate – quedan en la trama, como la vida.    Angulo recto y empieza la aguja a cruzar. Hilo abajo, hilo arriba. En trotec

Señora de su casa

  Una buena ama de casa  ¿ quién la encontrará ? Es mucho más valiosa que las perlas.                                        (Del libro de los proverbios 31,10-31)       Sin hacer alarde, entre las paredes domésticas y el silencio de incontables renunciamientos, la mujer ejerce todas las profesiones y desempeña cien oficios. Sus manos realizan milagros.    No hay leyes que reglamenten su trabajo. Jornadas sin horario, semanas sin domingos. No sabe de salario; tampoco de vacaciones. La realidad determina su agenda.    Dispone del día sin desperdicio, aprovechando el   momento antes de que pase. Resuelve lo inmediato, se preocupa por mañana. El tiempo la ata, la agita, la agobia. Tiempo utilizado en bien de los demás, en un perfecto acto de fe y de amor.    Trabajadora increíble del hogar. Reclamada sin treguas por las necesidades urgentes e inevitables de los vivientes. Prisionera de menesteres, sin que haga nada para librarse de ellos. ¿Quién puede evaluar el peso de sus fati

El hogar

Sean fieles en las pequeñas cosas, porque en ello reside su fuerza. Para Dios nada es pequeño. Madre Teresa de Calcuta     Cada casa tiene su propio clima, su propio lenguaje, su propia vida; porque es parte y reflejo de los que viven en ella.     Los hábitos y costumbres, el espíritu de familia, los recuerdos comunes, los objetos que hablan de los antepasados y de la lealtad y afecto de los amigos, hacen del hogar un santuario de vivencias pasadas, símbolos y reliquias del corazón.     Cuando llego de la calle y traspaso el umbral de mi casa siento el influjo de las cosas amadas y la ternura de volver al sitio de las mortales raíces. Respiro no sé qué cálida benevolencia y dulce amparo.    No solo los seres por quienes vivo y desvivo me acogen y vienen hacia mi sino que las cosas (paredes, muebles, libros) también las plantas, me reciben de una manera especial. Y no es por desmesurado apego o sentido de pertenencia sino por sentir que todo está confiado a mi solicitud y cu

Mi niña ida

La tenía en mis brazos dormida. Sin quejarse, sin que yo me diera cuenta,    ¡ había volado al cielo !    Desde entonces, ando con la herida abierta y fáciles lágrimas, a ras del mundo, al fin del tiempo. Sin poder ausentarme de mi misma, sin lograr escapar de la prisión de mi dolor. Tormento que quema, punza, macera !    No puedo olvidar su alejamiento y esa ausencia es ahora obsesión permanente.    Busco la dulzura de la soledad para gozar su recuerdo.    Frágil niña de breve tránsito terrenal; ida mía ¿ con qué mensaje viniste ?    Cuántas dudas estremecen mi corazón. Una pregunta afilada, siempre acechante - ¿ se equivocó la ciencia? – debo envainar.    Necesitaría oír a Dios diciendo que me ama, que perdona mis sospechas y mi protesta.    Hay días en que me siento golpeada, impotente, deshecha; en que el alma se llena de noche sin aurora; en que creo increíble la conformidad. Y un grito mudo y desgarrador atenacea mi garganta. Quisiera rehacerme, levantar la mirada y

Junto a la cuna

1.-    Hijo: ¿ te causa temor o extrañas estar fuera de mí ?    Antes flotabas ingrávido, bien guardado en un nirvana tibio y seguro, moviéndote sin roces en todos los sentidos. Ahora son nuevos los contactos, sensaciones y posturas.     La endeblez y ternura de tu cuerpecito, que tratas de adaptar a su peso, reclaman cuidado, delicadeza y manipulaciones especiales.    Solícitos afanes, mimos y caricias te prodigo, para que la vida vaya resultándote amena.    Tienes todo por descubrir, aprender, explorar.    En los primeros meses sabrás solo de sueño, hambre y saciedad. Progresivamente irás conquistando autonomía y adquiriendo conocimiento   de ti mismo y del mundo que te rodea.    Después el despertar de la inteligencia , que incita la curiosidad, te impulsará a preguntar, preguntar....¿ Porqué , para qué, para quién son las cosas cómo son ?    Con los años irás comprendiendo que la vida es bella y merece ser vivida en solidaridad fraternal, en convivencia pacífica , r

El parto

  ( En memoria del Dr. José A. Aguerre, médico ginecólogo)       Despierto cuando un oleaje oscuro, cósmico y ahogante, estremece mi entraña.    Hago leve la mano – cual hoja de otoño se posa sobre la hierba – para palpar el vientre frutecido y constato su tensa envoltura a ras del estallido.    Es el día – me digo - . La vida por nacer está apretada, lucha contra el límite y quiere abrirse paso en mis carnes.      Me levanto aprisa dominada por una aguda sensación de evacuar aguas y, de pie, siento discreto dolor, a manera de tironeamientos, en lo bajo. ¡ Cómo descendió en la noche !    Tensos los muslos, oprimidas las ingles ...¡ Qué de modificaciones ocurrieron mientras dormía ! El Todopoderoso quiso actuar en silencio y con entera libertad, haciendo en mí maravillas.    Iones, hormonas, vitaminas .... cuántos elementos puso en juego y que reacciones sincronizó para excitar de esta manera mi fisiología ?    Pasan los limos : el signo. Todo indica que debo estar ale

Será en primavera

  Llevo cuenta regresiva de los días que faltan para dar a luz. Pariré en primavera.     Planificada con la preñez a término, participo gozosamente del renacer de la naturaleza en setiembre, de la exultación vital que se expande y crece.    Eclosión de savias. Barniz de follajes flamantes. Terciopelo de brotes. Verdor agresivo del campo que las claras distancias dilatan.    Sol tibio que acaricia sin brusquedades y estimula los prodigios de organización de la materia.    Durazneros, ciruelos y naranjos cantan las maravillas del sexo hecho flor en corolas de delicados colores y suaves aromas.    Zumbar de abejas y acopio de mieles en el trebolar. Insectos apareados en vértigos de celo y de viento arremolinado y loco.     Retozar de corderitos blancos entre los lirios silvestres de la pradera.     Vacas y yeguas lamiendo a sus crías.     Silbar de perdices ocultas en las matas. Bandada de patos rubricando la acuarela del poniente.    Primavera: ¡ fiesta de la vida ! Emp

El Ajuar

Confirmado el embarazo me apresto a preparar el ajuar del bebé.    ¿ Cómo apretar tanta ternura para tus piecesítos, si ambos cabrían en una azucena ?    Enhebraré mis besos en la suave lana, para que en la trama de los escarpines se queden entrelazados.    ¿ Cómo proteger tu pecho del roce de mis temores ?    Vainillaré el lino de tus camisitas para dejar pasar, entre los hilos, los mejores sentimientos   y la inquebrantable fe.    En punto “arroz” tejeré las batas y, en cada grano, quedará anudada una partícula de mi corazón.     He de bajar las nubes tenues del amanecer y de sus gasas cortaré cuadrados para hacer pañales.    Pétalos de rosas y gardenias que guardé en el verano perfumarán mantillas y chiripás.      Guirnaldas de estrellitas bordaré en los baberos y, como puntilla, al mar pediré la espuma para hilvanarla.    Papá traerá el blanco vellón de la mayor finura, que para ti tiene reservado. Hilaremos la lana en la rueca de nuestro amor y te envolveremos, h

Abuela Rosa

De regreso de la escuela, la noticia .    Había escuchado aquella noche el canto lastimero del urutaú en el timbó.             ¬¿ Por qué, a quién ? – me preguntaba.    Ella decía: ”cuando llora el urutaú vaticina desgracia”.    Su palabra era sagrada para mí, manantial de frescura y sabiduría, de bien y de verdad. No había pensado nunca que alguna vez esa fuente de agua viva se agotaría.    Calló su voz grave y dulce, para siempre.    No quise verla inmóvil, fría y consumida.    El mundo sin ella se me antojaba inhabitable.    Esa tarde, mientras doblaban las campanas de la iglesia, el sol fue declinando en el río violeta y todo se volvió oscuro y triste, desde la angustia de mi corazón roto.    Su presencia era una siembra de cosas bellas, pensares alados, sentimientos blancos. Era la alegría de descubrir, todos los días, nuevas esencias escondidas tras las apariencias.    La recuerdo alta y delgada, con falda larga y siempre alguna flor   fresca prendida en la blus