Llegamos por casualidad, tarde en la noche, buscando un alojamiento cómodo, y luego de recorrer varios lugares sin sentirnos convencidos, encontramos Casa Grande… y qué grata sorpresa. El lugar hace honor a su nombre: una casa amplia, con alma, cargada de historia y buena energía. Nos recibió Jhon, su dueño, con una calidez que no se encuentra fácilmente. Nos contó sobre su familia, el origen del lugar, y nos hizo sentir como en casa desde el primer momento. Aunque solo nos quedamos una noche, fue suficiente para disfrutar de camas cómodas, un baño impecable, áreas verdes donde respirar y contemplar, y sobre todo, una conversación que dejó huella. El lugar está muy bien ubicado, en pleno centro, ideal para quienes buscan tranquilidad sin alejarse de lo esencial. Estoy seguro de que este espacio tiene un gran futuro, y si paso nuevamente por Mercedes, sin dudarlo, volveré a Casa Grande. Gracias por la hospitalidad y por compartir ese rincón lleno de historia.