En el año 74 mi mamá, con 36 años y 5 hijos se ganó una beca de estudios en la Sorbona por un año. Despuès de arduas deliberaciones en el dormitorio con mi papá, las cuales a veces eran mas audibles que otras, decidieron que se iba. Con la ayuda de Walkiria, que vivía en casa, Teresa Castillo que venía a cocinar y Fernández, el chofer, la cosa parecía que iba a funcionar bien.
Los criterios de educación y cuidado pasaron raudamente a las manos de Walkiria.
El novio de Walkiria estaba preso en la cárcel del pueblo, porque era tupamaro, el negro Villanueva. Ella tenía una foto carnet que apoyaba en la base del velador y lloraba despacio. Yo me sentaba enfrente y solamente la miraba. Los domingos tenía la visita de quince minutos. Un día le pedí que me llevara a verlo, yo me imaginaba realmente un príncipe encarcelado por la maldad extrema de los milicos, y allá fuimos en el ómnibus. Llegamos, al principio pasó ella, yo podía ver adentro porque no habían cerrado bien la puerta. Pude ver como no podían darse un beso, y como no podían tocarse. Al rato me dejaron pasar a mí, el negro era negro, y me dijo -hola como te va?. Yo le dije - bien gracias.
Cuando a los milicos se les terminó las ganas de joder lo soltaron. El negro y Walkiria se pelearon. Pero yo estoy segura que ella todavía lo ama. Yo aprendí con Walkiria.
Ella estaba muy preocupada porque Giordano, de 2 años no hablaba una sola palabra, asi que un día dijo que nos portaramos bien que ya volvía y se fué con él. Al rato volvió y nos dijo seriamente que había llevado a Giordano al curandero, el buen hombre le sugirió que para curar la falta de palabra, había que darle sopa de letras, y que la tenía que tomar directamente del cucharón. No sé si resultó, es el día de hoy que mi hermano Giordano es una de las personas más calladas que conozco.
El novio de Walkiria estaba preso en la cárcel del pueblo, porque era tupamaro, el negro Villanueva. Ella tenía una foto carnet que apoyaba en la base del velador y lloraba despacio. Yo me sentaba enfrente y solamente la miraba. Los domingos tenía la visita de quince minutos. Un día le pedí que me llevara a verlo, yo me imaginaba realmente un príncipe encarcelado por la maldad extrema de los milicos, y allá fuimos en el ómnibus. Llegamos, al principio pasó ella, yo podía ver adentro porque no habían cerrado bien la puerta. Pude ver como no podían darse un beso, y como no podían tocarse. Al rato me dejaron pasar a mí, el negro era negro, y me dijo -hola como te va?. Yo le dije - bien gracias.
Cuando a los milicos se les terminó las ganas de joder lo soltaron. El negro y Walkiria se pelearon. Pero yo estoy segura que ella todavía lo ama. Yo aprendí con Walkiria.
Los cinco
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